viernes, 7 de mayo de 2010



Iglesias Brage no era sólo un héroe nacional, famoso en un sector punta de la técnica, como era en aquel momento la aviación y muy conocido en América por su proeza; ni tan sólo un gran hombre de empresa, capaz de organizar una gran expedición en la que implicó a todos los organismos de relevancia de su país, y al mismo gobierno, por medio de un patronato oficial, con sus proyectos, presupuestos, publicaciones, etc., y que despertó un enorme entusiasmo entre sus compatriotas. Era algo más que todo eso, por sus dotes personales, su simpatía, su cultura y su talante abierto y jovial y sus tendencias personales políticamente incorrectas. En Madrid frecuentó al grupo de poetas y escritores que hoy denominamos generación del 27, y que se reunían a menudo en casa delencargado de la embajada chilena, Carlos Morla, que nos ha dejado una narración de sus contactos con García Lorca, Manolo Altolaguirre, Vicente Huidobro